sábado, 27 de septiembre de 2008

“Si quieres algo, tómalo, pero también las consecuencias”

Las habilidades y las técnicas de gestión son algo especialmente crítico para los profesores principiantes, ya que si se es incapaz de mantener el orden, difícilmente se puede conseguir de los alumnos una dedicación concienzuda y unos buenos resultados.

Una buena disciplina supone gestionar el aula de forma que las oportunidades para la distracción sean mínimas y que a los alumnos les sea fácil ocuparse en actividades de aprendizaje… la clave de una buena disciplina está, en primer lugar, en la prevención de conductas inadecuadas, y cuando esta se produce, en abordarlas inmediatamente, con la máxima discreción, y antes de que aumente o se intensifique.

No es fácil conseguir una buena disciplina, es complicado, por ejemplo, dada la necesidad de enseñar a todo un grupo, lo cual produce confusión en unos alumnos y aburrimientos en otros.

Los alumnos, para relajar la tensión, suelen recurrir a hablar, hacer el payaso, darse codazos, o tirar aviones de papel; después de todo no pueden tomarse un descanso, otra causa de malos comportamientos es la aprobación generalizada del gracioso o de las actitudes desafiantes.

Los profesores cambian con frecuencia de actividades de aprendizaje. A veces se trata de cambios físicos, como cuando los alumnos se levantan del pupitre para ponerse en corro; otras veces son cambios psicológicos, como cuando pasan de ejercicios de ortografía a ejercicios de matemáticas.

Es evidente que la repetición y la falta de variedad condicen a la saciedad y el aburrimiento, y, de ahí, a loa falta de atención, al descuido del trabajo y a las conductas individuales.

La buena gestión del aula pretende conseguir una mayor participación y reducir el nivel de desorden.

Los principios de la buena gestión se han clasificado en las categorías de normas y expectativas; organización del aula, actividades en el aula y respuesta a la mala conducta.


-Davis, Gary A. y Margaret A. Thomas (1992), “La gestión del aula”, en Escuelas eficaces y profesores eficientes, Roc Filella Escolà (trad.), Madrid, La Muralla (Aula abierta), pp. 113-126 y 142-145.

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